«Hoy en día es la empresa la que tiene la capacidad de crear una nueva realidad. Y las empresas somos las personas... y si las personas evolucionan, todo cambia...».
Una forma eficaz de afrontar conversaciones pendientes
Las fiestas navideñas se caracterizan por muchos detalles: turrones, polvorones, regalos, iluminación en las calles… y también por producir un cierto impacto en nuestro estado de ánimo. Es común que nos sintamos algo más bondadosos, amables, compasivos con las personas que nos rodean…ya sabes a lo que me refiero… podríamos llamarlo, ‘arrebato de empatía’ o ‘espíritu navideño’.
Finalizar el año equivale a realizar balance. Toca evaluar el nivel de cumplimiento de nuestros retos, fijar nuevos objetivos. Revisar las palancas que hemos utilizado a lo largo del ejercicio y decidir cuáles deben perdurar y cuáles deben ser substituidas por otras que nos resulten más efectivas. Qué abandonar y en qué apostar.
Y casi con total certeza, este camino no lo hemos recorrido solos. Así que buen momento también para examinar honestamente nuestro comportamiento con todas y cada una de las personas que han andado con nosotros. Sea un trecho corto o todo el recorrido.
Posiblemente tras la reflexión propuesta nos surja la inquietud de que tenemos alguna conversación pendiente. Algo que flota pero no se ha verbalizado todavía. Y si se hace, a buen seguro, tendrá un profundo poder sanador.
Pero muchas veces es difícil sentarnos con un amigo, un familiar, un compañero, un colaborador o jefe y decirle aquello que no supimos manifestar en su momento. Un nudo en el estómago o, más bien en la garganta, nos lo impide. ¿Y si hubiera otra forma de enfrentar esa conversación tan necesaria?
En 1968 el científico Karl Heinsenberg, uno de los padres de la mecánica cuántica, dictó una conferencia en la Universidad de Munich donde afirmó que el Universo no está compuesto de materia, sino de redes de energía en constante vibración. Por tanto el ser humano también es esencialmente energía.
Todo y todos estamos interconectados. Como energía que somos emitimos vibraciones, a través de nuestras emociones, que son recibidas e interpretadas por otras personas a un nivel muy sutil. De ahí la fuerza creadora de nuestros pensamientos.
Al hilo de este razonamiento, te propongo un sencillo ejercicio que te ayudará a llevar a cabo esa conversación. Es un buen momento para cerrar lo que quedó pendiente. Ir ligero de equipaje emocional es la mejor forma de empezar el nuevo año.
Una forma sencilla y eficaz para afrontar conversaciones pendientes
Encuentra un lugar donde puedas estar tranquilo o tranquila durante un cierto tiempo. Coge dos sillas. Siéntate en una de ellas y coloca la otra justo enfrente de ti.
Imagina que en la silla vacía se sienta la persona con la que deseas mantener la conversación.
Dile todo lo que llevas guardado, lo que no dijiste en su momento. Si estás enfadado díselo, grítale o insúltale si lo necesitas. Si estás avergonzado o, por el contrario, quieres manifestarle tu amor, díselo también. Y si es preciso pedir perdón, adelante. Deja rienda suelta a tus emociones. Es preciso autenticidad, que tus palabras emerjan de tu corazón. Sé que suena duro pero lo importante es que no te quedes nada dentro. Vacía todo tu sentir.
Sea lo que sea lo que aconteció en su día, lo que dio origen a esa conversación que nunca fue, tuvo una razón de ser. Así que, aunque te cueste, dale las gracias, pídele disculpas o dile que le perdonas (según sea el caso) al finalizar la “conversación”.
Observa como ha cambiado tu percepción respecto a esa persona y a la situación que se produjo por falta de comunicación.
Foto de T. Kelley
El hecho de haber verbalizado algo que estaba pendiente, ha producido un efecto en ti, un cambio de óptica respecto a la situación.
Automáticamente tu posicionamiento respecto a la otra persona habrá cambiado y, consecuentemente, el suyo respecto a ti también.
Si pasado un cierto tiempo crees que todavía perdura algo de dificultad, existe todavía algo por resolver, ten una segunda conversación (esta vez de tú a tú) con la persona. La afrontarás de una forma mucho más serena.
Acabo deseándote una feliz Navidad y que el próximo Año esté repleto de oportunidades para que puedas desarrollarte en tu vertiente personal y profesional. Que tu consciencia se expanda hasta donde tu lo permitas, pues todos nosotros necesitamos esa mejor versión de ti que todavía estás por mostrar.
¡La magia SÍ existe y este es el mejor momento para ejercitarla!