
Liderazgo, liderar, líder… son palabras desgastadas. Las hemos manoseado tanto (o, mejor dicho, paladeado tanto), que hemos ablandado la musculatura que necesitan para sustentar el profundo significado que entrañan.
Aún a riesgo de que se desplomen irremediablemente, voy a incidir una vez más. Eso sí, con respeto y honrando su propósito, ese sentir épico que las hace palabras tan grandes.
Juan Goñi, director general de CINFA, y yo misma en calidad de co-fundadora de +Diversity, con el respaldo de ambas organizaciones, decidimos poner en marcha una iniciativa para generar espacios donde directiv@s de empresas, organizaciones y organismos públicos, pudiéramos conversar sobre liderazgo desde lo más genuino de cada cual.
Queríamos ahondar en ese liderazgo capaz de generar nuevas realidades, nutritivo con las personas y responsable con todo lo que nos rodea. Ese liderazgo consustancial al individuo que a veces queda oculto o recortado por imposiciones externas.
La primera edición la celebramos en el mes de noviembre. Tres maravillosos días en la naturaleza, sin prisas, sin objetivos… sin pretensiones. Entregad@s al placer de compartir, de conversar. Rememorando lo que tantas y tantas veces habíamos hecho antaño, cuando nos sentábamos alrededor del fuego y nos contábamos historias que nos ayudaban a evolucionar.
En el encuentro surgieron reflexiones muy reveladoras. Te comparto algunas:
- El liderazgo, como casi todo, tiene su parte dolorosa. Visibilizar y relatar ese dolor nos ayuda a aceptar el rol de líder. A menudo idealizamos la figura del líder y depositamos en ella altísimas expectativas de progreso, cambio y transformación. Del mismo modo, solemos obviar esa otra cara del liderazgo, la menos amable, la que encapsula renuncias, inseguridades, decepciones… sufrimiento. Visibilizar esta parte desmitifica, honra, naturaliza y humaniza el papel de la persona que lidera. Y saca peso y responsabilidades heroicas a quien apuesta por liderar.
- L@s líderes son, ante todo, creador@s de contexto. Quizás la habilidad más remarcable de quien lidera es tener la capacidad de crear contextos donde las personas pueden desarrollarse con todo su potencial. Contextos sustentados en inspiración, valores, respeto… entornos donde las personas conecten y se comprometan con un objetivo compartido.
- El poder no es más que la energía de la posibilidad y depende de cada cual cómo se use. Liderazgo y poder son conceptos muy próximo que, a veces, se repelen. No puede haber liderazgo sin poder. Es como pretender que el fuego arda en una atmósfera sin oxígeno. El problema recae en el concepto que comúnmente pueda tenerse del poder como algo abusivo y destructivo. Pero en realidad, el poder no es más que la energía de la posibilidad y depende de cada cual si se usa con fines constructivos o destructivos, egoístas o solidarios, limitantes o expansivos.
- Equilibrio como factor estabilizador de la persona que lidera. Liderar no debería ser sinónimo de dedicación casi exclusiva al trabajo, por tanto, de desequilibrio. De hecho, cuando estamos en equilibrio, en nuestro centro, dejando el justo protagonismo a todas las facetas de nuestra vida, nuestro bienestar incrementa y nuestra respuesta a las exigencias del día a día es más satisfactoria. Equilibrio entre lo privado y lo profesional, entre lo emocional y lo racional, entre el cuerpo y la mente, entre la mente y el espíritu… equilibrio entendido como algo dinámico y flexible.
- La Red de Indra o cómo recobrarse tras desfallecer. Liderar, en cualquiera de sus dimensiones, puede ser un proceso tremendamente desgastante. De alguna forma, estar permanentemente al servicio nos consume una cantidad ingente de recursos, de energía. Darnos la oportunidad de repostar, de llenar de nuevo el depósito de vitalidad, es algo crucial para el liderazgo y para la vida en general. Y una buena forma de hacerlo es rodeándonos de personas con las que sentimos afinidad, con las que compartimos dudas y anhelos, en este caso, sobre liderazgo. Formar parte de una comunidad donde te sabes comprendid@ y donde haya inspiración para lidiar con retos e inseguridades, nos ayuda a recobrar la energía cuando empieza a escasear.
Estos fueron cinco de los diversos aspectos que emergieron durante las conversaciones grupales. Pura riqueza, pura inspiración, pura esperanza hacia un futuro mejor.
Estamos a finales de año, y muchos depósitos de energía están muy, pero que muy justitos… las fiestas navideñas vienen acompañadas de ritmos distintos, de exigencias diferentes. A veces recargan, a veces consumen excesivamente… sea como sea, buen momento para recapitular… ¿Cómo está tu depósito?
Es bueno recordarse que una cosa es estar cansad@ y otra bien distinta quedarse sin energía. De la primera me repongo descansando, pero de la segunda solo me recupero incorporando nuevas dinámicas a mi día a día. Entonces toca investigar: ¿Qué me drena la energía? Y otra pregunta más, quizás la definitiva: ¿Qué me llena de energía?
Aprovechemos las pausas que nos puedan brindar estas Fiestas para escucharnos, cuidarnos, mimarnos… al fin y al cabo ¡Somos lo mejor que nos ha pasado!
Gràcies! Molt interessant.