Sin lugar a dudas, el COVID19 nos ha traído un buen número de aprendizajes. Algunos muy dolorosos, otros desconcertantes y muchos imposibles todavía de definir. Escojo uno en concreto, sutil seguramente, pero de mucho calado: hay que poner en valor el poder transformador de lo femenino.
Y me explico. Basta observar con atención para darse cuenta de que aquello que más nos está ayudando a transitar y vencer esta crisis tiene mucho que ver con los atributos que asociamos a lo femenino.
La lista es larga: sensibilidad, generosidad, bondad, resilencia, empatía, capacidad de llegar al consenso, colaboración, cooperación,…
Estamos viendo miles de ejemplos de personas que, desplegando su lado femenino, están contribuyendo a paliar estos momentos difíciles.
En la espera pública, la comunitaria, también encontramos multitud de ejemplos. Vemos colectivos como el sanitario que no ha escatimado esfuerzos para atender a cuantas personas ha podido. Empresas que han cedido sus instalaciones para producir bienes indispensables como mascarillas o respiradores. Y también algunos (lamentablemente más bien pocos) representantes públicos que han hecho alarde de un liderazgo ejemplar.
Aquí quisiera hacer referencia a la intervención de Ignacio Varela, en Onda Cero (a partir del minuto 5:50),quien analizó la gestión de diversas Jefas de Estado frente a la pandemia . Según el tertuliano, los países liderados por mujeres están teniendo un impacto promedio mucho menor del virus.
Cuenta en su exposición como estas líderes han sabido tejer complicidades necesarias. Destaca también su remarcable capacidad para tomar decisiones dejando de lado el egoísmo egocéntrico. Así mismo subraya como han sabido urdir mensajes claros, transparentes y empáticos. Y por ende, como han mostrado una gran creatividad en la propuesta de soluciones.
Detrás de todas y cada una de estas actuaciones se adivina el poso de lo femenino. Sin duda, un conjunto de habilidades que las mujeres hemos cultivado en mayor medida que los hombres pero que son patrimonio de unas y otros. Aunque a menudo se echa en falta la valentía de muchos para dejar que se les manifieste su lado femenino…
Todo apunta a que ese lado femenino vamos a necesitarlo, y en gran medida, para la nueva realidad que ya apunta.
Precisaremos de altas dosis de creatividad para innovar en procesos y modelos de negocio. Será necesario aprender a gestionar equipos de forma distinta pues la semilla del cambio está plantada y ya no resultará eficaz liderar como lo hacíamos antaño. Urgirá reconectar con los clientes sabiendo que las necesidades y prioridades son ahora distintas…
Seamos valientes y dejémosle espacio a nuestro lado femenino para que construya, en equilibrio con nuestro lado masculino, una nueva y próspera realidad.