Me pregunto…si no hay comunicación, ¿cómo se transmite el conocimiento?
En el mundo de la empresa a menudo encontramos que la comunicación es extremadamente deficiente. Los retos y objetivos de la organización, por ejemplo, suelen transmitirse como meras instrucciones en lugar de hacerlo de forma que sea algo que vincule emocionalmente a todos y cada uno de los empleados.

Del mismo modo, se presta poca atención a las conversaciones entre los mandos directivos y los miembros de sus equipos. Suelen desperdiciarse un montón de ocasiones para escuchar opiniones discordantes, miradas distintas a las propias, campo fértil para recoger ideas disruptivas que podrían enriquecer enormemente el trabajo de los líderes.
Y es que para comunicar es indispensable saber escuchar. Y aquí tenemos un amplio recorrido de mejora. Frecuentemente, mientras una persona nos está contando alguna cosa ya estamos pensando en qué respuesta vamos a darle. Muchas veces interrumpimos las conversaciones o damos nuestra opinión a pesar de que no nos la hayan pedido. Solemos estar más pendientes de nosotros mismos que de nuestros interlocutores.
Saber escuchar es una habilidad muy vinculada a la energía femenina. Para ejercer la escucha de calidad son necesarias la empatía, la humildad, la curiosidad y el profundo respeto hacia las personas que nos están hablando. Por que, al fin y al cabo, se trata de escuchar más allá de las palabras.
Necesitamos en las empresas directivos que practiquen la humildad, que generen espacios de respeto para que las aportaciones emerjan sin temor. Curiosidad sincera por escuchar lo que cada cual tiene por decir. Intercambio de una riqueza exponencial.