“¿Cómo diablos puede un ser humano disfrutar que un reloj alarma lo despierte a las 5:30 am para brincar de la cama, sentarse en el excusado, bañarse y vestirse, comer a la fuerza, cepillarse los dientes y cabello y encima luchar con el tráfico para llegar a un lugar donde usted, esencialmente, hace montañas de dinero para alguien más, y encima si le preguntan, debe mostrarse agradecido por tener la oportunidad de hacer eso?”
Charles Bukowski. Escritor y poeta.
Tremendo sentimiento el que expresa Bukowski. Y no por extremo es más improbable. Por el bien de los empleados y de las empresas es preciso que hagamos todo lo que está en nuestras manos para que no se produzca.
Varios son los elementos que determinan que una persona encuentre sentido y le motive el trabajo que realiza y deje de vivirlo como una condena.
Según Adecco, el 40% de los trabajadores alcanza la satisfacción laboral en el momento en que es capaz de disfrutar y divertirse cuando realiza su trabajo.
Un ambiente distendido, que deje espacio al buen humor, conlleva beneficios para la salud al reducir el estrés. Así mismo, estimula la motivación y la colaboración permitiendo que las personas se diviertan.
Como indica un estudio publicado en la revista Psychological Science, la alegría mejora la creatividad y de ahí nacen las mejores ideas.
Por tanto, conjugar exigencia y divertimento es una buena combinación para conseguir el bienestar de los profesionales así como la excelencia en su desarrollo.